martes, 12 de abril de 2016

Haciendo el oso (30/03/16)



Aprovechando que hay mucho parásito en el club y aledaños (parados, jubilados, funcionarios...)* nos acercamos entre semana al Mortero, a echar un vistazo a una galería cercana al Muro Sangriento. Allí, en la base de un P.15 hay restos de un oso, y siempre nos ha intrigado cómo ha llegado allí.

Y si no, nos enfadamos (para fans de Bud Spencer).
Así pues, nos encaminamos al Mortero Gelo, Rubén (de "guest starring", aunque sea vegeta; que taras las tenemos todos) y yo. El río del Mortero lleva agua, pues continúa el desnieve, así que los escarpines (o los harapos que hacen las veces de) cumplen su función. Nos acercamos hasta la cabecera del pozo de 180 metros para enseñárselo a Rubén, y aprovechamos en plan abuelos Cebolletas para contar historietas (exageradas) de los tiempos gloriosos y tal...

Remontamos la cuerda que nos saca del río en dirección a Rubicera, y tras picar algo (Gelo y yo miramos con conmiseración la "comida" que trae Rubén, cosas acalóricas y naturales) nos dirigimos hacia la galería. Es la única que conocemos que toma la dirección de la calle, pero está muy lejos... 







Como no hay apenas nada publicado de esta zona, vamos tanteando todos los agujeros, mirando posibles escaladas... Remontamos poco a poco por la galería, que resulta ser una galería con pinta de cañón fósil, alta y no muy ancha, que va remontando poco a poco. Tras alguna trepadilla y obstáculos varios, llegamos a un punto donde se ve una escalada hecha, por la que debe continuar la galería principal. Revisamos otros cruces, forzando un par de estrecheces que parecen vírgenes, pero que no nos llevan a ningún lado. Nos volvemos poco a poco hacia la calle, intentando sacar alguna foto y vídeo, pero la hiperactividad del nuevo fichaje hace que todo salga movido...



La morfología de la galería hace que nos resulte difícil creer que un oso pudo recorrer toda esta distancia... Finalmente, la teoría que desarrollamos el otro día en el bar resulta ser la más factible: el Mortillano fue el hogar de una raza de osos inteligentes que practicaron la espeleología. El hecho de que no haya más restos se debe a que fueron posteriormente aniquilados por la civilización de lirones superinteligentes cuyos cadáveres también encontramos por doquier en todo el sistema. Claro que otro sector del club afirma que la cronología es al revés (primero lirones y luego osos); es un debate científico aún abierto, pero seguro que con un par de litros más de orujo con miel logramos una teoría de consenso. La única pega es que, si eran tan inteligentes ambas civilizaciones, ¿qué cojones hacían dentro de las cuevas? Y es que la ciencia, amigos míos, no tiene respuestas para todo (verbigracia, Bertín Osborne, o Pablo Alborán).

*Esta es una frase patrocinada por la FAES, el PP y el FMI. Que las cuerdas hay que pagarlas...




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