miércoles, 26 de diciembre de 2012

Exploraciones en la zona profunda de Mazo Chico (y III)

Llegados a este punto, ya estábamos preparados para lanzar un ataque de varios días que nos permitiera revisar la zona profunda y realizar escaladas si fuera necesario. Pero todavía teníamos que desmontar y bajar el vivac de Borgoñeses a la nueva ubicación, y portear comida y mucho material. Afortunadamente contamos con la ayuda de 3 compañeros del campamento de Fuente Fría, que nos hicieron de porteadores.

El diario de actividades de estos días dice lo siguiente:

Domingo 22 de julio: por la mañana  organizamos una buena entrada a Cellagua. Gelo, Cristóbal y Merinuco bajan con intención de completar la instalación del río de Mazo Chico hasta -600 (desde Cellagua), donde confluyen con las galerías fósiles. Moisés y Susanna bajarán hasta el nuevo vivac que se instalará al final del Meandro Sur, para acaldarlo. Les acompañarán el Pelos, Cola y el Rubio, porteando material. Los tres primeros llegamos al nuevo vivac a eso de las 14:00, tras disfrutar del Meandro Sur. En la cabecera del P.39 Gelo y Merinuco se ponen los neoprenos, mientras que Cristóbal opta por el ponto. Cristóbal está bastante fastidiado del cuello, y anda empastillado, cosa que los otros dos agradecemos (en palabras de Gelo: “el único día que está normal es el que está malo”).



Terminamos de instalar el P.20 (en el que, en el anterior vivac, nos quedamos sin cuerda), evitando así la gran badina. En el resto de resaltes y pozos combinamos nuevos anclajes con los que encontramos de los franceses, muchos de ellos aparentemente en buen estado. Un paso bajo obliga a avanzar junto al agua, para salir a una rampa que bajamos con sus cuerdas fijadas a formaciones. Llegamos a los últimos pozos que reaseguramos con algunos de sus anclajes. A las 21:30 horas llegamos al nivel fósil con mucho aire; damos una vuelta por la Cuba de Gasoil, gran tubo descendente que tiene arena y marcas de sifonarse completamente (ramitas en el techo). Vemos diversos bichos blancos, de varios tipos y tamaños (aunque no el suficiente como para plantearnos su valor gastronómico). Viendo que esta zona no tiene interés (la arena y el barro tienen pinta de colmatar todo), retrocedemos hasta casi la base de los pozos. Allí, en un cruce de tubos fósiles, encontramos material de los franceses (chapas, alguna cinta…). Avanzamos brevemente por allá hasta un P.6 instalado, y decidimos volver al vivac a eso de las 22:20. De subida, observamos en la cabecera del último pozo una posible galería colgada en lo alto. Decidimos volver al día siguiente e intentar la escalada. Subir al vivac nos lleva casi 3 horas; allí nos esperan Moisés y Susanna, que han dejado un vivac elegante, apartando piedras y cubriendo el suelo con arena. Montamos la tienda, encendemos el hornillo (con lo que el vivac se convierte más bien en una sauna) y cenamos, acostándonos a las 02:30 pasadas (tras un aborto de canción de cuna “lunera”).



Lunes 23: diana a las 10:00, y salimos para el río a las 12:30,  llegamos al último pozo  a las 14:00. Cristóbal y Ángel inician la travesía por la cabecera del último pozo, para alcanzar un espolón rocoso desde donde ver mejor la posible galería, que resulta no ser nada. Luego bajan en busca del resto de la tropa, que está revisando las galerías del fondo. Nos encontramos todos en una sala tras bajar el P.6, y subir otro R.6 (que previamente había instalado Moisés). Hay multitud de cruces y tubos, encontrando cuerda de los franceses abandonada. Pedro ha tirado por la Galería des Predateurs, pasando después por la Carrefour de la Glotte, y llegando hasta el primer P.5 de “Les Biggoteries”, donde se da la vuelta y vuelve tras echar un vistazo a la Galerie des Cadors. Nos retiramos desinstalando a las 18:20, y llegamos al vivac muy cargados a las 21:40 el primero, y las 22:20 el último. Nueva cena “pastosa”, y calor con el hornillo de gasofa; para las 0:00 estamos ya en los sacos, bastante cansados y un tanto deprimidos por la falta de resultados después de tanto trabajo y esfuerzo.





Martes 24: diana a las 08:00, y tras recoger la tienda y demás trastos salimos hacia la 10:00, cargados hasta las trancas (esto empieza a ser una costumbre francamente molesta). En el vivac queda material para unos 4 ó 5 petates de cuerda (además de otros dos de comida y material diverso), a lo que hay que sumar todas las cuerdas del Meandro Sur. Para las 12:00 todos hemos salido del Meandro Sur, con un reventón considerable, y a las 13:00 horas estamos en la base de los pozos de Cellagua. Para las 15:00 horas estamos en la calle, donde nos recibe un sol que nos parece (y lo es) abrasador, tras tres días bajo tierra. Cristóbal y Pedro se acercan hasta los coches a dejar el material que ya no hace falta, y el resto salen hacia Fuente Fría, donde habrá compañía, alcohol y comida, muuuuuucha comida. Alguno llevará bastante regular el retorno a la “civilización”, alcanzando la tienda tras ímprobos esfuerzos.



Resumen y conclusiones
La expedición descrita no se saldó con nuevas galerías, como nosotros esperábamos, que nos llevaran hacia el Mortero de Astrana. Pudimos comprobar los duros y curtidos que eran los exploradores originales, descendiendo dese Mazo Chico por ese río, con la amenaza de crecida siempre presente. Así todo fue una bonita actividad espeleológica, con un terreno de lo más variado, incluyendo los bonitos pozos de Cellagua, galerías fósiles de gran tamaño, el pesado Meandro Sur y el bello río de Mazo Chico.
Como siempre, el compartir esas sensaciones con los compañeros tuvo sus ratos buenos y otros no tanto, pero siempre es una actividad que obliga a convivir más que en el exterior.

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