domingo, 17 de marzo de 2024

Si mi padre me viera...

                                                                                            Montes del Hornijo marzo de 2024

La búsqueda de una entrada superior hacia las galerías del Carcabon, se esta convirtiendo en una larga maratón, en la que nunca se ve la meta. Para estas pruebas hace falta gente “tenaz”, como Pedro Merino, que una vez se ha propuesto encontrarla nada le detiene, ni el abrupto terreno del monte, ni los ganzos que te atrapan hasta dejarte bloqueado.

Ha abierto multitud de viejos caminos del monte, en todas direcciones, localizando algunas bocas muy interesantes. Una de ellas, que hemos catalogado como FV7, presentaba una fuerte corriente de aire, que salía por un minúsculo agujero entre la tierra, que cubre el fondo de una pequeña dolina rodeada de encinas y ganzos. Está muy bien situada, en la vertical de alguna galería del Carcabon con fuerte corriente de aire.

Este sábado por fin, después de semanas de carnavales y lluvias, podemos dirigirnos hasta el lugar para tratar de buscar el camino de ese aire, que nos lleve hacia las galerías inferiores.

Estamos seis personajes hoy; Pedro Merino, Ángel, Marta, Zape, Cristóbal y su hija Maider que su padre piensa que pasar un sábado en medio del monte, es una idea estupenda para una joven de su edad.

Para que el trabajo se haga bien, es muy importante una buena alimentación así que llevaremos una parrilla y la bota de vino bien cargada, además de múltiples herramientas que no se venden en las tiendas técnicas, como azadas, palas y piquetas.

Tras el café y una corta aproximación en furgoneta, iniciamos el ascenso, por un camino que une varios prados. Nuestro paseo se ve interrumpido por un grupo de vacas de monte, que su dueño intenta que cojan el camino, pero tras varios intentos, se aborta la operación por que las vacas no quieren subir.

Continuamos por el sendero en forma de túnel en el bosque, que nos lleva a nuevos prados y de nuevo se pierde en la foresta. Pasamos por delante de una gran cueva bien conocida por nosotros y continuamos por un sendero cada vez más precario.

El avance se complica entrando y saliendo de dolinas cubiertas de maleza, entre grietas de lapiaz y saltando arboles caídos. Pasamos junto a una pequeña sima, que queda pendiente para otra ocasión que tengamos material de vertical.

Por fin alcanzamos la dolina que es nuestro objetivo y nos acercamos al agujero en la tierra que tiene aire pero no mucho, lo que va a complicar muchos el trabajo. Luego comprobaremos que El Carcabon esta sifonado y tampoco tiene aire, lo que seguramente explica que el sistema tenga poco aire.

Nos ponemos los monos y sacamos las herramientas de la construcción más que de la espeleología. Quitamos tierra con las azadas y pala, buscando de donde puede llegar el aire, cosa que no está clara y se convierte más un acto de fe que otra cosa.

La tierra se amontona en un lado de la dolina, mientras nos vamos relevando en la faena, algunos aprovechan para prospectar algo más por la zona.

Encontramos una gran roca bajo la cual parece salir algo del aire, y trabajamos a su alrededor, para extraerla, pero perdemos el aire y continuamos a ciegas.

 

Yo no puedo evitar pensar que si me “viera mi padre”, trabajando con la azada por amor al arte, sin mas beneficio que la esperanza de encontrar un camino hacia las galerías de la cueva que tenemos debajo, seguro que diría que estoy como una cabra y que soy tonto del bote.

 

Seguramente ambas cosas son ciertas.

Lo increíble de estas cosas, es que a pesar del cansancio físico, no se pasa mal y las risas son abundantes, definitivamente tenemos alguna tara.

No todo va  ser sufrir, y los guerreros también tienen que alimentarse e hidratarse, por lo que hacemos una parada, alrededor de la parrilla que hemos aprovisionado con viandas especiales para deportistas de élite, como morcilla, beicon, pollo y todo regado con buen vino de Rioja. La tierra mojada y el humo le da un toque a la comida.



Recuperadas las fuerzas reiniciamos el trabajo, aunque las barrigas llenas complican los movimientos agachados en el agujero.

La obra progresa aunque seguimos buscando el aire, mientras quitamos tierra y piedras sueltas, hasta que por fin aparece una pared que parece sólida, que nos da la esperanza de encontrar algo parecido a una cavidad. Mas tarde también encontramos el aire que sale entre la tierra y las piedras.

Son ya las 18:00 y solo hemos traído una luz, así que es una buena disculpa para dejar la faena y emprender el camino de vuelta, atravesando de nuevo la selva cántabra.

 


El día finaliza como no puede ser de otra manera en el bar en compañía de varios amigos y unas cervezas.

 
Capítulo II

Ha pasado una semana desde la anterior excursión a las entrañas del monte que cubre parte de la sierra del Hornijo y aunque tenemos varias bajas del equipo anterior, lo que es un signo de inteligencia por su parte, a los mas tontos Pedro y Ángel, se suman Patrick y Sandrine que están estos días por la comarca, Paco el seudocientífico del club y David, un espeleo de La Lastrilla.

 De nuevo pasamos por la boca de Carcabon a ver si hoy hay aire, pero debe de seguir sifonado ya que no se nota nada de nada. Así que las dudas sobre el aire que tendrá el agujero del monte son altas.

Otra vez nos encontramos ascendiendo por los vericuetos del camino, con una charla científica, en la que Paco trata de explicarnos los procesos geológicos de la zona y como y donde se han podido formar las ansiadas cuevas que buscamos. A pesar de sus esfuerzos, solo alcanzamos a comprender los rudimentos de las fuerzas que han generado este tortuoso paisaje.



Esta vez hemos traído un poco de material y Pedro baja la sima que hay por el camino, que hemos marcado como FV9 y que como suele ser habitual, se cierra sin mas interés en el fondo de un pozo de 6 m.

Seguimos hasta la dolina en obras, limpiando mejor el camino gracias a varias herramientas de limpieza que ha traído David y que despejan los accesos.

Nos ponemos los monos y comprobamos que hoy el aire del agujero es mucho mas fuerte y eso nos sube la moral, también vemos que las últimas lluvias han lavado el terreno y arrastrado tierra hacia el agujero.

Comienza el trabajo sacando montones de tierra y piedras con las que vamos formando un muro que contenga la tierra e impida que vuelva a caer en el agujero. De pronto aparece un trozo de un botijo, que nos deja asombrados de que los paisanos conocieran esta fresquera en medio del monte, camino de ninguna parte. También servirá para ponerle a la futura sima que esperamos encontrar, un nombre propio. Torca del Botijo.

A la derecha parece que tenemos una pared sólida y entre ella sale aire claro que incluso, emite un bufido, seguramente al pasar por algún pequeño agujero mas adentro.

El problema es la pared izquierda del agujero que estamos haciendo, que ya tiene cierta profundidad y está formada por grandes piedras sueltas y mucha tierra encima.

Perseveramos por la roca buena, sacando tierra pero hay mucha y termina por tapar la llegada del aire, que como es lógico sale con más fuerza por entre la zona inestable.

A una hora muy moderada para los españoles pero tardía para los franceses, como las 13:30, hacemos una parada para comer. Hoy no contamos con una comida tan selecta y nos conformamos con bocadillos, aunque Sandrine ha traído café y es un buen punto final para la comida.

De nuevo en la obra tratamos de volver a encontrar el aire por la zona de roca sólida pero se resiste, mientras sacamos más y más tierra.

Pedro y David aprovechan para seguir prospectando por la zona y cuando vuelven Pedro dice que en la dolina de al lado, hay un pequeño tubo con algo de aire. Es muy probable que sea una pequeña corriente de la larga fisura, que sube desde allí hacia lo alto de la montaña, pero de todas formas hacemos dos equipos y trabajamos en los dos agujeros a la vez, hasta que se confirma nuestras impresiones y el nuevo tubo parece no merecer la pena.


Por fin por un agujero pequeño nos llega el aire y se confirma que por este camino vamos bien hacia las profundidades de donde llega el aire.


Seguimos ampliando la zona hasta que casi nos pilla la noche y tenemos que recoger el tinglado y bajar por el monte. A medio camino tengo la genial idea de tomar un atajo, pero resulta ser un error y solo consigo hacernos nadar más y ganarme las pullas de las tropas.

Ya de noche llegamos a los coches, donde nos despedimos de los amigos franceses y como buenos españoles nos vamos al bar.

El futuro del agujero no está claro, pero seguro que nos va tener entretenidos bastantes días más, por que somos muy tercos y tenemos muchas ganas de buscar la puerta de emergencia del Carcabon.. 

Veremos dijo un ciego y nunca vio..

martes, 13 de febrero de 2024

La montaña rusa.

 Torca de La Calera xx/xx/xxxx

Esta historia de exploración trascurre en la torca de La Calera en el macizo del Moro cercano a Ramales, pero la fecha la tendréis que imaginar los lectores..

Tal vez fuera el año pasado, cuando los espeleólogos disponíamos aún de permisos de exploración anual, cosa que por ahora en 2024, no tenemos aún, esperando a que el servicio de Patrimonio lo tramite, confiando que llegue antes que el año pasado, que lo recibimos en el mes de Mayo.

Así que como somos peligrosos delincuentes, sobre los que hay que tener todas las prevenciones, se nos ha prohibido entrar en las cuevas a explorar hasta que tengamos el citado permiso, que esperemos sea antes de final de año.

En fin vamos al lío, que es contar esta pequeña excursión en las entrañas calizas de la región.

Es sábado y a pesar de unos días de mal tiempo, que incluso han dejado una fina capa de nieve en las cumbres, el día amanece despejado, aunque con un viento frío.


 Estamos cuatro para la jornada de hoy, los castreños, Marta y Zape, Cristóbal y Ángel, que después de un cafetito en el Willy, ascendemos hacia el Moro, donde el aire frío no anima a salir de la furgoneta.

Nos animamos y cargamos las mochilas ascendiendo con calma, hasta entrar en calor y quitarnos algo de ropa para luego, atravesar el bosque de espinos y llegar a la boca de la torca.

 Una vez equipados vamos entrando, por la rampa que hoy esta barrosa y húmeda y bajando el primer pozo de 40 m que también gotea bastante.

Mas abajo en un gran pozo, varios péndulos cruzan nuevos goteos, que pasamos lo más rápido posible y seguimos la ruta, hasta la cabecera del gran pozo de los Supertacañones de 70 m. de profundo.

Allí hacemos dos equipos, con Ángel que bajará al fondo del pozo para desequipar la parte inferior, hasta el pasamanos que cruza el pozo, hacia una vía paralela que con resaltes, alcanza la base de una chimenea, donde en otra ocasión los andaluces escalaron 30 m. hasta el techo, allí un tubo daba paso a un cruce con varios objetivos. Aquí  es donde se dirige el resto del equipo.

Foto Marta

 Ángel baja el último y sigue hasta el fondo donde desequipa un resalte, que había allí y sube desequipando la cuerda y los anclajes, hasta llegar al pasamanos donde deja las cuerdas y continua hacia la punta de hoy.

Desde la base de la chimenea inicia la topo de la zona, hasta alcanzar el techo. Allí se alcanza una rampa a una sala baja, que parece el tubo a presión que vamos siguiendo desde la mitad del pozo de los Supertacañones, pero completamente relleno como en otros tramos.

La sala se desfonda de nuevo sobre los pozos por los que hemos llegado y en altura un largo meandro, no deja ver bien que hay en lo alto.

Foto Marta



Volviendo al inicio junto a la cabecera de la escalada, salen dos tubos descendentes. En uno de ellos esta la cuerda equipada por los colegas, que han bajado una vía de pequeños pozos cada vez mas amplios. Continúa la topo por el tubo y alcanza al grupo que ha llegado a una galería conocida, completando un nuevo bucle de los que esta cueva nos tiene ya muy acostumbrados.

Foto Marta

Es frustrante no conseguir que esta cueva se desarrolle en un eje claro y nos tenga dando vueltas entre varios niveles interconectados. Pero así es esta actividad, si fuera fácil lo harían otros mas listos y guapos.

Subimos desequipando y pensando ya en los bocatas que nos esperan mas arriba, de los que damos cuenta en un pispas.

Aun queda por bajar el otro tubo, pero tiene toda la pinta de seguir la misma ruta que el anterior, aunque lo bajaremos que nunca se sabe. Zape y Cristóbal se ponen a ello, tras un debate sobre como hacerlo.

Marta y Ángel se dirigen al alto meandro que sale desde la salita, y aunque tiene mala pinta, deciden hacer una escalada hasta la parte alta, con la esperanza de alcanzar algún nivel estable.

Marta dice que ya está bien de escaquearse con lo de la topo y que hoy toca sudar trepando por la pared, así que me equipo y trato de recordar como era eso de escalar sin ahorcarse con el material.

Foto Marta

Para darle ambiente, la roca que no tenia mala pinta, resulta ser una mierda con unos centímetros de harina. En fin menos mal que solo peso 85 Kg  y es poco probable que los seguros se salgan, a pesar de que salen mas de un cm. cuando me cuelgo.

 El estribo tamaño nomo tampoco ayuda, pero poco a poco asciendo y alcanzo una repisa con una salida en libre, que me recuerda tiempos mejores. Continúo por una canal y llego a lo que se asemeja a una alta chimenea, pero que nos es otra cosa, que la continuación hacia el infinito del meandro que arranca desde el Supertacañones.

Foto Marta

 Lo que nos interesa es la otra dirección, pero allí el meandro se cierra con completo, con coladas y desciende hacia la sala. No hay mucho que rascar, así que monto una reunión para bajarme que no es cuestión de destrepar la salida en libre.

Marta me desciende y recogemos el material, de este nuevo fracaso, que se añade al de los chicos, que suben de la vía de pozos, que como nos temíamos han llegado de nuevo a la galería inferior, por otro sitio.

Está claro que en esta “Montaña Rusa”, no vamos a llegar más lejos y toca bajarse de allí y desequipar la zona, cosa que conseguimos sin incidentes.

Foto Marta

Bajamos el material hasta la galería inferior por otra de las conexiones y hacemos allí un nido para futuros trabajos. Luego volvemos a la base y Marta decide sortear el turno de desinstalación, al juego de Piedra, Papel o Tijera, que jugamos todos, a pesar de que Cristóbal quería hacerlo él.

Hoy es mi día y gano la partida, sin tener muy claro si eso es bueno o malo, pensando en el montón de material que hay que subir. De momento la cosa empieza bien, ya que ellos se llevan toda la chatarra y subo sin peso, quitando los anclajes.

Los chicos tienen ganas de trabajar y me esperan más arriba para coger más material, así que llego hasta el pasamanos bastante ligero, lo que no impide que tenga que sudar para soltar los anclajes. En su fin, me espera Cristóbal que tiene ganas de entrenar y se lleva dos sacas para lo alto, mientras yo recojo las cuerdas que había allí colgada y continúo el ascenso desequipando.

Foto Marta

En cabecera del gran pozo, dejamos un nido de material para terminar la escalada que allí está pendiente y descendemos por la galería, hasta el punto de ascenso donde de nuevo queda otro nido de material.

Foto Marta

 La subida es rápida sobre todo por que hay mucho goteo y para las 20:15 estamos en la boca, donde Cristóbal dice que lo del juego no le convence para sortear la tareas, ya que no sabe bien como funciona. 

Así que Marta le da un cursillo acelerado que tampoco le convence.


 Marchamos por el monte y para las 21:00 estamos en la furgo, pensando ya en la cena que nos daremos en el pueblo.

 

 De nuevo La Calera nos ha mareado en una Montaña Rusa de escaladas y pozos, sin llevarnos muy lejos, pero seguiremos buscándole las cosquillas.

 

sábado, 20 de enero de 2024

El luces y sombras para empezar el año.

                                                                                   Torca de La Calera 13, enero de 2024

El tiempo esta muy cambiante con días de sur y de frío, la noche anterior ha helado con lo que en Ramales hace bastante frío, pero el pronostico para hoy es de sur.

Todavía estamos digiriendo las comilonas navideñas y arrastramos catarros, así que buscamos un objetivo tranquilo para empezar el año.

Iremos a la Torca de la calera en el cercano Moro, por lo que quedamos en el club, para preparar el material y hacer dos equipos.


 Marta y Cristóbal, se dirigirán al pozo paralelo del Supertacañones y Zape, Pedro y Ángel, bajaremos al estrato que hay en el pozo y pasaremos al tubo de su pared izquierda, para tratar de avanzar por encima de una colada que restringe el paso.

Con el material en los coches y después del café en el Willy, ascendemos hacia el Moro, comprobando que el pronóstico era correcto y está saliendo el sur, por lo que en la zona alta la temperatura es mucho mejor.


Con las mochilas a la espalda ascendemos hacia la montaña y atravesamos los bosques de espinos, hasta alcanzar la boca, que sopla claramente, nos equipamos y para dentro, sobre las 12:00.

Descendemos los pozos, cambiando algún anclaje del gran pozo, que estaba bastante deteriorado. Recogemos alguna cuerda por el camino y ascendemos por la galería del Reencuentro, para alcanzar la cabecera del amplio pozo de los Supertacañones.

 

Es necesario reforzar la cabecera del pozo ya que la roca es bastante mala y algunos anclajes se mueven. Zape se pone manos a la obra y acaba montando una multicabecera de 4 multimontis de 8 m.m.


 

Vamos descendiendo por el pozo de 70 m. y tomando cada uno rumbo a sus objetivos, con los andaluces cruzando el pasamanos que les lleva al pozo paralelo y a la escalada pendiente.

Los demás llegamos al estrato y con otro corto pasamanos siguiendo el estrato, alcanzamos un amplio tubo, donde la última vez, dejamos un tubo estrecho sobre una cubierta de colada que cerraba la progresión.

Son mas de las 13:00 y sacamos las viandas para comer algo antes de liarnos, pero Zape descubre que toda su comida se la ha llevado Marta. Con voz de falsete dice que no tiene mucha hambre, mientras pone cara de perro apaleado.

Pedro y yo pensamos si contribuir a su dieta pos navideña, pero finalmente nos apiadamos de él y le damos la mitad del bocadillo de cada uno. Para no tener hambre le duran un suspiro y ya está listo para la faena.

Se reequipa la cuerda que bordea el desfonde y nos asomamos al agujero sobre la colada, donde es evidente que hay que quitar bastantes piedras para poder pasar.

Empezamos el trabajo, con Pedro en las puntas mas estrechas del fondo, en las que ni el cave y Zape mas atrás sacando piedras, al que doy algún relevo, pero pocos que para eso soy el gordo del equipo.

 

El trabajo se prolonga varias horas, en condiciones cada vez más penosas, que nos llenan de arañazos de arrastrarnos por el precario tubo con picos de roca.

Finalmente Pedro logra pasar a un pequeño ensanchamiento que nos ha dado esperanzas, sobre todo cuando la pequeña corriente de aire que se nota, también parece aumentar de intensidad. Después del tramo amplio Pedro nos dice que vuelve a ser un agujero miserable, y Zape quiere verlo con sus ojos, por lo que avanza arrastrándose y estrujándose, para conseguir llegar al sitio y confirmar que seguir sería trabajo de chinos.


 

 Decidimos dejar la obra para cuando nos conquisten los chinos y nos retiramos desequipando, después de hacer un par de tiradas de topo.

Al principio de nuestras actividades, escuchamos lejano el taladro del equipo de escalada, pero hace ya varias horas que no se oía nada, lo que nos daba esperanzas de que tal vez ellos si habrían encontrado algo.

Mientras subimos comenzamos a oír sus voces lejanas y finalmente nos encontramos en el cruce con el pasamanos, con las típicas preguntas de los espeleólogos, “sigue??”. La respuesta es afirmativa y endulza un día que parecía que seria muy insípido.

Marta nos resume sus actividades de este día:

Hicimos la escalada que tenía unos 30 metros de roca buena.

 Arriba, llegamos a un cruce de caminos. A la izquierda hay una sala con formaciones y suelo de barro con triángulos de desecación, que se cerraba en un laminador colmatado de barro.

Foto Marta

 Hacia delante, hay un meandro descendente hasta la cabecera de un pozo de 10, pendiente de bajar.

 Hacia la derecha, otro pozo de 5m. que continúa en rampa, unos 30 metros hasta la cabecera de un nuevo pozo. Por aquí es por dónde viene aire evidente.

Foto Marta

 Más a la derecha sube un conducto  de unos 40 metros que seguramente de al pozo de 70 del que venimos.

 Dejamos la escalada equipada para volver otro día a rematar la jugada.

 Una vez puesto al día, ascendemos todos a la cabecera del pozo, donde tras varios líos conseguimos hacer inventario del material y continuar el ascenso hacia el exterior.

Llegamos ya de noche a la boca sobre las 20:30, donde sigue el sur, que mantiene una buena temperatura.


 El paseo nocturno hasta el coche, se completa solo con un ataque de un espino a la bota de Zape, que por poco no le clava el pie.

Alcanzamos la furgoneta pensando ya en la hidratación y la cena que no dejamos de ser unos glotones, a pesar del atracón navideño.

El día finalmente ha resultado interesante, y aunque es más que probable que La Calera nos lleve a una de sus múltiples conexiones entre sus conductos, albergamos la esperanza de que nos ofrezca algún pasaje hacia nuevas galerías. De esperanza también se vive…

 

sábado, 6 de enero de 2024

Berrando con el ciervo (19-10-23)


 Fotos: Sandrine y Patrick Degouve, y Gelo.


Prospectando por los protervos encinares de las proteicas garmas de la comarca (no se me ocurren más palabras con "pro", salvo próstata, que tenemos una edad; y no sé cómo cuadrarla), encontramos Cristina y yo un pequeño bujero soplador de esos que encuentran todos los grupos de espeleo cada dos pro (perdón, por) tres (bueno, todos salvo nosotros).

 

No tiene mala pinta, sopla un pelín, se encuentra cerca (en planta) de galerías de uno de los sistemas que estamos explorando. Así que unos días después nos juntamos Gelo, Patrick, Sandrine y yo, y tras salir del trabajo allá nos encaminamos, una tarde bastante plomiza. El camino también es un tanto plomo, entre árgomas, ganzos y zarzas. Tras quitar un par de piedras atravesadas, los compañeros me ceden el honor de bajar.

 

El otro día parecía que la piedra caía, pero ahora veo que es un pequeño resalte seguido de una rampa en declive. Otra decepc... espera, que esto tiene tamaño (y el tamaño, como todos sabemos, SÍ importa). La luz me permite ver unos cuantos metros a ambos lados. No es la sima que esperábamos nos permitiera entrar en el sistema cual papás noeles (gordos y viejos); pero a falta de sima, buena es galería horizontal...


 

Entran los demás y comenzamos una concienzuda revisión de la galería. Hacia la derecha (norte) se cierra al de unas decenas de metros por un colapso. Sin embargo, allí encontramos un asta de ciervo y restos óseos. Poco más allá, restos de un oso parcialmente concrecionado. Después nos vamos hacia la derecha, donde la galería coge bastante tamaño. El suelo, tapizado por una enorme colada, sube hasta tocar casi el techo. A la derecha observamos los restos de varias oseras (contaremos en torno a una decena, en algunas incluso se intuyen restos de sus huellas), así como huesos de tipo diverso (rumiantes, alguno de oso...). 

 


La galería sigue hacia el sur, hasta llegar a un gran colapso por el que no se filtra ni una gota de aire. Retrocedemos revisando varias oquedades en la pared contraria, pero no vemos ninguna posible continuación. Unos días después, tras situar la topo en la foto aérea, encontraremos las entradas originales de la cavidad en sendos farallones, completamente colmatados (en uno, otra pequeña cavidad también albergará restos de oso).

 

 


 

En la calle se ha echado la noche, y la lluvia. Bajamos por la incómoda ladera con una sensación agridulce, pues pese a lo interesante de la cavidad (que tendrá unos 400 metros de desarrollo), las posibilidades de tirar hacia las profundidades del macizo se ha visto frustrada una vez más.

 

Unos día después Gelo, Patrick y Sandrine realizarán la topo de la cueva (bautizada como Cueva del Ciervo), aprovechando para sacar unas cuantas fotos, y encontrar algunos restos más. Acabado el trabajo, dejaremos que la fauna siga durmiendo algunos milenios más. A diferencia de los vivacs, estos no necesitan dormidinas...

 



 

jueves, 4 de enero de 2024

Explorando con los Jóvenes Castores.

                                                                                     Hornijo 27 y 28 de Diciembre de 2023

Las vacaciones navideñas están aquí y algunos del grupo tienen vacaciones, aunque otros están de viaje o fiesta.


 El miércoles quedamos Pedro, Cristina y Ángel, para hacer una excursión desde Valle hacia la zona del Aspio, por las laderas norte del Hornijo, a través de antiguos caminos, muy cerrados por el monte. Nos armamos con tijeras de podar y ascendemos por una pista.

La noche anterior fue muy fría, pero amaneció con sur en Ramales, la temperatura ha subido. En cambio en Valle todavía esta helado y no se nota el sur.

Subimos hasta el final de la pista, allí entramos en el monte hacia el Este, bordeando unas amplias dolinas. Ascendemos por el lateral de una amplia depresión con antiguos prados llenos de árgomas.

De frente medio oculta por zarzas, veo una boca en forma de tubo a presión descendente, de unos 3 m. de base y 1,5 m. de alto. Tienen buena pinta aunque el techo baja y tiene pinta de estar relleno.

Pedro entra y pronto llega a un paso bajo, que obliga a arrastrarse entre piedras, pero dice que se nota aire saliente y se amplia después.

Cris y yo vamos detrás con las frontales, la cueva se amplia en forma de tubo ancho en el techo y meandro que se va haciendo cada vez mas profundo. Fuertes rampas van descendiendo, con restos de huesos de cabras.

Pasamos por encima de algunos desfondes en forma de rampa, que precisan cuerdas, pero seguimos por el meandro principal que cada vez es más ancho.


Llegamos a una sala, con otro desfonde a la derecha que precisa cuerda. De frente una larga colada desde un techo donde parece que hay un nivel.

A la izquierda, una salita lateral es la salida de dos tubos en forma de mina. Uno que asciende con rellenos de tierra. A la derecha otro con formaciones, que hace varios giros hasta un desfonde.

Salimos de la cueva muy animados y pensando en un posible acceso al Carcabon.

Seguimos por el monte, abriendo camino con las tijeras, para bajar al fondo de la vaguada, que está bastante limpia, que recorremos hacia el este, hasta conectar con un camino que Pedro ya recorrió desde los prados del Aspio.

Bajamos por el camino, hasta que perdemos el que conoce Pedro y seguimos por otro de frente, hasta salir a antiguos prados llenos de helechos, por los que alcanzamos la pista que sube hacia el Aspio.

Seguimos hasta el coche que está en la iglesia de Valle.

Este hallazgo inesperado nos llena de ilusiones, a unos más que otros claro. La presencia de corriente de aire siempre es un aliciente, aunque está claro que no es la corriente que lleva a Carcabon, que debería ser mucho más fuerte. Pero la situación de la boca y que se trate de un sumidero, nos dan razonables expectativas de acercarnos a niveles cercanos o relacionados con la gran cueva.

 

Al día siguiente jueves, la noticia ha corrido en el grupo y como hay personal de vacaciones, nos juntamos unos cuantos para continuar la exploración de la nueva cueva, que llamamos sumidero de Veraza.

 Contamos con Paco, el geólogo oficial del AER, Wichi que hace un descanso de su actividad cinegética y tras quitarle el polvo a su material y recordar como se usa, pues nos acompaña.

Cristina no se podía perder la continuación de la aventura y hoy contamos con los Jóvenes castores del grupo, Eric y Pedro (joven y con pelo, no el otro).Cerramos la banda Pedro y Ángel.

 

Tras recoger el material en el club, vamos a valle con un día frío, aparcamos y subimos hasta la boca, donde Paco nos deja que tiene la espalda estropeada.

 Pedro y Cris van delante equipando y Wichi y los jóvenes  detrás bajando los desfondes del camino. Yo voy el último haciendo la topo.

Los desfondes se van cerrando por rellenos. Es un nivel inferior en forma de diaclasa inclinada a la derecha, con Pendant.

Llegamos a la sala final donde Pedro y Cris han bajado el desfonde de la derecha, que también se cierra y ahora están revisando la galería de mina de la salita.

 

Mientras Wichi y los jóvenes comen en la salita, Pedro ha instalado un pasamanos sobre el desfonde de la galería de mina y seguido por el mismo nivel de la galería, que se hace mas estrecha, hasta un nuevo desfonde muy estrecho. Lo instala y fuerza con la maza para tratar de pasar.


Yo completo la topo hasta donde está Pedro, y vuelvo a la sala para comer.

Wichi y los Castores suben el tubo con derrubios, pero enseguida se cierra en salita de colada y tierra. Yo voy detrás con la topo y Wichi se va a ayudar a Pedro.

 

Como no me queda nada que hacer, miro la rampa de colada y parece posible subir por ella sin resbalar, subo la rampa que no patina mucho y llego a un nicho cerrado por coladas y formaciones, mas arriba sobre un techo, es posible que se encuentre un tubo pero no está nada claro, vuelvo a bajar.

Recojo el material y subo de nuevo, fijo una cuerda en unas formaciones y me preparo para hacer una escalada al posible nivel que hay mas arriba. Trepo sobre un natural y clavo dos Multis de 8m.m.. Fijo la cuerda y luego una travesía ascendente hacia la izquierda, donde coloco algún anclaje más, me deja debajo de un bloque por el que me cuelo y llego a un tubo amplio muy concrecionado.


Clavo una cabecera y llamo a las tropas que ya han salido del agujero de Pedro, que da a una salita y no sigue.

Sube Wichi que desmonta la escalada y equipa unos fraccionamientos para subir directos desde la sala, luego sube Pedrito y detrás Eric, que sabiamente  decide que no le motiva andar colgado y decide bajarse junto con Cris.

Yo reviso la zona y veo que el tubo por un lado pronto se desfonda sobre la sala, por el otro da a una salita con formaciones y gours finos y secos en el suelo.


 Comienzo con la topo de este nivel.

De frente parece que un muro de derrubios y coladas cierra el paso, pero a la derecha una puerta, da a otra gran sala, que parece formada por el hundimiento del techo a lo largo de una falla o fisura. Tiene 30 m de largo y más de 10 m. de ancho.


Se inclina a la izquierda con coladas que forman una bañera de colada, hay bonitas formaciones en la pared izquierda y por el techo. En medio, grandes bloques, detrás de uno de ellos un pozo baja unos 15 o 20 m.


Al final la sala se corta  por un pozo amplio de unos 15 m. .En la pared izquierda, un fino estrato supera el pozo y penetra la pared, pero parece cerrarse.

Termino la topo y vuelvo a la entrada de la galería, donde solo está Pedro, que trae el material. El resto se van hacia afuera y entendemos que se bajan hacia el pueblo.




 Mientras el revisa el estrato izquierdo, yo equipo el pozo con un poco de pasamanos y una cabecera doble.

Bajamos el pozo y de nuevo parece una amplia diaclasa que se va cerrando en el fondo, con pequeños agujeros que se rellenan de arena.

Lo mejor son las excéntricas que hay en las paredes, tipo raíces. Mientras hago topo de la zona y algunas fotos que no salen, Pedro revisa el fondo de la diaclasa, pero más de lo mismo y la cosa no da para más, por lo que empezamos a subir.

 

 Pedro instala la cuerda para llegar al extremo final de la diaclasa y dice que hay más excéntricas, pero no sigue.

Salimos haciendo alguna foto y Pedro se mete en un estrecho meandro que vuelve hacia la salida y conecta con el segundo desfonde, luego desde este alcanza también el primer desfonde, aunque hay un paso estrecho que no permite pasar.

Vuelve y sale remontando el segundo desfonde.

 Salimos al exterior y  con sorpresa nos encontramos a todos en la boca, esperándonos con una hoguera y terminado las vituallas. Nos cambiamos y bajamos con calma, llegando a Valle a las 21:00 después de 9 horas de cueva.

Ha sido un día de contradicciones, no podemos negar la desilusión de nos ha producido que la cueva no siga y que no nos haya llevado a zonas profundas del macizo. Pero nos ha ofrecido un bonito día de exploración, con algunas de las joyas que a veces presentan las cuevas como las excéntricas, también da gusto ver de vez en cuando gente joven y motivada en las cuevas, que otras veces parecemos un viaje del inserso.



 Por último esto ha sido también una motivación para seguir buscando agujeros, que nos lleven al Carcabon y quizás eso los exploren los Jóvenes Castores..